Me sigue gustando tu forma de escribir, la manera que tienes de dejar tu marca en cada coma y acento. Y creo que va a seguir gustándome siempre, todo lo que venga de ti va a hacerme cosquillas en el estómago sin importar que ya esté demasiado desgastado.
Escribir. Qué bonita palabra.
¿Te imaginas que un futuro tus libros y los míos compartan estantería?
Ya que no puedo ser yo la que esté a tu lado, al menos me conformaría con saber que mis palabras están a escasos centímetros de las tuyas.
Quizás por eso me guste tanto, porque siento que con cada historia interminada que escribo estoy más cerca de volverte a ver, aunque sea imposible.
Y creo que algún día nos conoceremos de verdad gracias a los libros. Yo leeré los tuyos, y tú verás los míos en una librería. Puede que entonces te acuerdes de aquella chica que creíste olvidar, pero que sigue ocupando un espacio en tus recuerdos, aunque sean solo unos milímetros.
Hablando de reencuentros, solía pensar que en un futuro no muy lejano podría irme a vivir cerca de ti. Entonces ya no estaríamos lejos, a pesar de que nunca fuéramos a conocernos.
Ya no quiero eso. Sé que vas a ser tú el que venga, aunque no sea para buscarme. Así que supuse que nos cruzaríamos en la Plaza Mayor, o tomando un chocolate caliente en una cafetería del centro.
Supuse durante todo este tiempo que volveríamos a vernos. Por eso nunca me despedí de ti. Por eso te estaré esperando siempre, matando el tiempo con otra sonrisa parecida a la tuya, pero que sigue sin ser la misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario