Seguidores

lunes, 24 de junio de 2013

Que responda ahora o calle para siempre.

Cada noche me pregunto, en uno de estos intermedios entre el sueño y el insomnio, si piensas en mí antes de cerrar los ojos; si recuerdas el sonido de mi voz susurrando tu nombre en bucle hasta que te quedas dormido. Y por muchas interrogaciones que busque, nunca encuentro el <<sí>> que quiero o el <<no>> que tengo miedo de adivinar.
Tú no me das una respuesta, ni yo consigo hacerte una pregunta, porque siempre fuimos más de dejar las cosas a medias, y es difícil hacer interrogatorios desde camas separadas.
Así que pasan las horas, y la luna sube y baja mientras el sol se apaga. Y yo sigo sin poder dormir, porque detesto imaginar que eres capaz de soñar todas las noches o cada mañana con una risa diferente.
Y entonces despierto a las once, o a las doce, cuando todo el mundo ya ha hecho su cama, y vuelvo a preguntarme si al abrir los ojos has pensado qué estaría haciendo; si estoy desayunando o si más bien sigo durmiendo. Vuelvo a preguntarme si te preguntas a veces qué hago, qué tal me van las cosas, qué tal serían si me hubiera quedado.
Así que pasan las horas, y la luna sube y baja mientras el sol se apaga. Y yo sigo sin poder soñar despierta, porque tú sigues siendo el interrogante que me falta.
Y tú sigues dormido, porque yo ya no soy la respuesta que callas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario