Muchos (por no decir todo el mundo) aman la tierra en la que se han criado. Le tienen un cariño especial y el hecho de tener que separarse de ella les supondría un gran esfuerzo.
A mí no.
Detesto Madrid, aunque algo dentro se me remueva cada vez que lo digo. No me importaría coger un tren e irme al sur, o volar en avión hasta América.
Y sí, es cierto, me crié entre El Retiro y la M-30; recorrí mil y una veces las calles del centro hasta el punto de saberme de memoria cada tienda y cada paso de cebra. He visto cambiar las luces de la Plaza Mayor en Navidad, y he cantado la canción de ''Cortilandia'' con los nervios rompiéndome el estómago porque los Reyes Magos estaban a pocos días de mi casa.
Pero aún así, nunca llegué a coger aprecio a ninguno de estos edificios. Incluso cuando era pequeña tenía cierto miedo a la zona de la Plaza Mayor y Gran vía. No me convencía el bullicio de la gente en callejones grandes.
Ojalá pudiera quererte, Madrid, desear quedarme contigo para siempre y enamorarme de un piso pequeño en el que vivir cuando tenga edad suficiente para tener una cama doble que compartir. Pero no te quiero, y quisiera hacerlo.
No sé cómo ni por qué, fui tejiendo mis propias alas y dibujando un mapa alternativo con destino a otros lugares más pequeños. Puede que la capital me venga grande. O que me haya cansado de no encontrar a nadie aquí a quien dejarle controlar mis pulsaciones.
Así que supongo que algún día me iré, cerca del mar o a las profundidades de los Estados Unidos, donde pueda disfrutar de conciertos indefinidos y cine del bueno a todas horas, de ese tipo de cine que solo se ve en las películas.
Y entonces, nadie podrá impedir que me marche, a no ser que me dé motivos para quedarme. Motivos tamaño XL y suspiros propios. Motivos que me hagan volver a respirar sin miedo a hacerme daño en los pulmones.
Motivos con nombre propio y apellidos.
Motivos como tú, o como él.
Motivos que a día de hoy no tengo.
Aunque preferiría encontrar a alguien que quisiera huir conmigo, en lugar de retenerme entre los barrotes que tanto me va a costar romper.
Te recuerdo que Sevilla, orgullo de una nación y poseedora de historia, es la ciudad en que vivo, y LA ODIO A MUERTE
ResponderEliminarno eres la única
Meh, me refería más a las personas que son de Madrid y les gusta. Apenas he visto a alguien que tampoco le guste la capital, todo el mundo quiere quedarse o venirse aquí
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