Seguidores

martes, 18 de junio de 2013

Cambio luces de neón por farolas de puerto.

Muchos (por no decir todo el mundo) aman la tierra en la que se han criado. Le tienen un cariño especial y el hecho de tener que separarse de ella les supondría un gran esfuerzo.
A mí no.
Detesto Madrid, aunque algo dentro se me remueva cada vez que lo digo. No me importaría coger un tren e irme al sur, o volar en avión hasta América.
Y sí, es cierto, me crié entre El Retiro y la M-30; recorrí mil y una veces las calles del centro hasta el punto de saberme de memoria cada tienda y cada paso de cebra. He visto cambiar las luces de la Plaza Mayor en Navidad, y he cantado la canción de ''Cortilandia'' con los nervios rompiéndome el estómago porque los Reyes Magos estaban a pocos días de mi casa.
Pero aún así, nunca llegué a coger aprecio a ninguno de estos edificios. Incluso cuando era pequeña tenía cierto miedo a la zona de la Plaza Mayor y Gran vía. No me convencía el bullicio de la gente en callejones grandes.
Ojalá pudiera quererte, Madrid, desear quedarme contigo para siempre y enamorarme de un piso pequeño en el que vivir cuando tenga edad suficiente para tener una cama doble que compartir. Pero no te quiero, y quisiera hacerlo.
No sé cómo ni por qué, fui tejiendo mis propias alas y dibujando un mapa alternativo con destino a otros lugares más pequeños. Puede que la capital me venga grande. O que me haya cansado de no encontrar a nadie aquí a quien dejarle controlar mis pulsaciones.
Así que supongo que algún día me iré, cerca del mar o a las profundidades de los Estados Unidos, donde pueda disfrutar de conciertos indefinidos y cine del bueno a todas horas, de ese tipo de cine que solo se ve en las películas.
Y entonces, nadie podrá impedir que me marche, a no ser que me dé motivos para quedarme. Motivos tamaño XL y suspiros propios. Motivos que me hagan volver a respirar sin miedo a hacerme daño en los pulmones.
Motivos con nombre propio y apellidos.
Motivos como tú, o como él.
Motivos que a día de hoy no tengo.
Aunque preferiría encontrar a alguien que quisiera huir conmigo, en lugar de retenerme entre los barrotes que tanto me va a costar romper.

2 comentarios:

  1. Te recuerdo que Sevilla, orgullo de una nación y poseedora de historia, es la ciudad en que vivo, y LA ODIO A MUERTE
    no eres la única

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Meh, me refería más a las personas que son de Madrid y les gusta. Apenas he visto a alguien que tampoco le guste la capital, todo el mundo quiere quedarse o venirse aquí

      Eliminar