Tú cogiéndome la mano con los ojos cerrados y la sonrisa abierta, el único momento dónde podíamos tenernos.
Yo rozando mi nariz con la tuya mientras reías y te apartabas, gritándome lo pequeña que era.
Tú enlazando tus dedos con los míos al compás de nuestros labios.
Tus lunares y mis lunares jugando a que se encuentran con la luz apagada.
Yo callándome lo feliz que era estando contigo, porque nunca tuve el valor suficiente para decírtelo, y tú quejándote de lo fría que era, aunque por dentro fuera una tormenta en plena ebullición.
Tú y yo, solos tú y yo. Nadie más.
A veces echo de menos fingir que no te quiero.
Tú y yo, soltándonos la mano. Y yo llorando porque no quería que te fueras.
Tú alejándote sin mirar atrás. Yo arrastrándome por que volvieras.
Tú sin echarme de menos. Yo esperándote en la puerta, en el teléfono.
Tú y yo, cambiado por tú y ella.
A veces te echo de menos. Solo a veces.
El resto del tiempo imagino que vuelves. Tú y yo juntos, solo cuando duermo.
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