Si alguna vez olvido cuál era tu canción favorita.
Si no consigo recordar cuál era tu chocolate favorito, si te gustaba en una taza azul o si por el contrario lo preferías frío, en una simple tableta de la nevera.
Si tu nombre empieza a ser solo letras ordenadas de forma vacía o si las mariposas de mi estómago deciden dejar de volar.
Si al levantarme cada mañana lo primero en lo que pienso es en qué desayunar en lugar de en qué momento verte.
Si perderte ya no me duele, o tu olor pasa a ser un perfume de otoño que se llevó el invierno y se escondió tras la primavera.
Si logro imaginar mis huesos desgastándose con otros huesos que no son los tuyos, y la idea de tenerte es solo un pensamiento desechado.
Si me voy y mi ida es una oportunidad para ser sustituida, y no miras atrás para saber si sigo esperando o si ya estoy demasiado lejos.
Si tras la despedida no hay un comienzo, entonces, no estábamos hechos para esto.
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