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sábado, 13 de abril de 2013

Salta.

Al borde del abismo, sin nadie que te sujete al caer, sin alas para sobrevolar el suelo, sin una red al final de la caída.
Al borde del abismo, donde solíamos gritarle al viento que no nos podría tirar, con la seguridad de nuestras manos que nos impediría saltar.
Al borde del abismo de aquel acantilado que ahora solo retumba con mi eco.
Al borde del abismo, al borde del peligro, a un paso de distancia del final, pero sin tener la valentía para avanzar.
Al borde del abismo, del abismo que lleva tu nombre.
Al borde del abismo que dejaste cuando saltaste sin llevarme detrás, y aún sin moverme del suelo soy yo la que está cayendo.

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