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miércoles, 2 de octubre de 2013

Pues bueno:

Si hay algo que no le haya contado a nadie o escrito de forma no metafórica (porque, seamos sinceros, de una manera u otra siempre acabo inventando historias que me lleven allí) es que vivo por y para tener edad suficiente y poder irme a un sitio con mar.
No me preguntes por qué, porque no pienso dar explicaciones. ¿Tiene un motivo? Sí, lo tiene. Pero sinceramente me parece muy estúpido y patético como para contarlo y dejar que alguien como tú, que no sé quién eres, lo descubra.
La razón por la cual quiero escapar será algo así como mi secreto. Un secreto que no tiene llave ni caja fuerte y, por tanto, nunca nadie podrá saber.
No importa a dónde me lleve la vida o que alguien intente impedirme (no a mal) que me quede aquí o me vaya a cualquier lugar que no sea ese que tengo en mente. No importa. Lo que siento acerca de esa ciudad es muy fuerte.
Para que lo entiendas, te pongo en situación:
Digamos que he pasado varios años de mierda, y que cuando por fin levantaba cabeza volví a meterme más en esa mierda. Digamos que toqué fondo y que me harté de ahogarme, así que salté no hacia un vacío, sino hacia la superficie.
Esto, claro, no es posible si no se tiene esperanza. ¿Y cuál era mi esperanza? Pues esa ciudad. ''La ciudad''.
Que nunca he estado en ella, no, pero que da igual. Que me he enamorado de ese sitio y tengo la necesidad de irme allí para ser feliz.
Y no lo entiendo yo tampoco, aunque no creo que sea necesario hacerlo. Es como si tuviera un plan de huida, ¿entiendes? Y en ese plan es necesario esperar a que sea el momento para irme.
Será como actuar un papel durante unos años, y luego romper con todo. Desaparecer por completo, alejarme de mi jaula también llamada Madrid.
Será eso, sí. Actuar y vivir hasta que me salgan alas.
Es un buen motivo para seguir adelante, y más sabiendo los dos años asquerosos que se me vienen encima.
Pero bueno, la verdad es que me gustaría encontrar otro motivo de esperanza, no sé. Otra luz, quizás, que brille más que el mar.
Aunque a lo mejor el mal ya esté hecho y no haya vuelta atrás. A lo mejor vivo enamorada de la costa y mi error es haber nacido en un sitio totalmente seco.
Quién sabe.
El caso es que me he pasado dieciséis años esperando algo, y ahora que he encontrado ese ''algo'', tengo que esperar más.
De paciencia se basa la vida, pero creo que la mía ya se está pasando.
En fin, nunca suelo escribir este tipo de cosas, ya sabes, biográficas. Siempre hay una primera vez para todo, supongo.

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