Seguidores

miércoles, 2 de octubre de 2013

Antinomia.

Voy a decirte algo, así que presta atención porque es tan raro que no pienso volver a repetirlo. Te lo diré cuando cierres los ojos y no puedas oírme, así al menos no saldrás huyendo. No, tú no.
Quizás decida hacerlo cuando estés dormido y soñando con alguien que no sea yo, o mientras dibujas con la mirada paisajes que existen, sí, pero no al otro lado de esa ventana.
O no, mejor no.
Mejor esperaré a que estés en el baño, mirándote al espejo. Y entonces te sorprenderé por la espalda y te lo diré. Luego me hundiré entre todos esos lunares y haré como que no sabía que existían esas palabras. Fingiré que ha sido sin querer y tú, si tengo suerte, fingirás que no has escuchado nada.
Sí, eso es lo que haré.
Daré la vuelta al mundo para rodearte y no tener que mirarte a los ojos, y entonces, susurraré desde mi metro setenta eso que llevo tan poco tiempo callando.
Te diré que no te quiero, porque suena demasiado empalagoso y no me gusta. Que no te quiero ni a ti ni a tus días de ausencia.
No te diré te quiero, porque seria una mentira.
Pero también estaría mintiendo si te digo que no me importa que te vayas. Aunque vuelvas al día siguiente, o en una semana. Aunque sea sólo <<hasta mañana>>.
Que no, que no te quiero.
Pero tampoco quiero que durmamos en camas separadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario