Seguidores

viernes, 21 de diciembre de 2012

6.


Ahora que te has ido, te has llevado tras de ti lo poco que me quedaba de esperanza. Ya casi no recuerdo cómo se sentía el tacto de tu piel sobre la mía, ni lo que suponía verte nada más abrir los ojos cada mañana. Te estoy olvidando, a pesar de que no quiero.
Tu olor, que sin darme cuenta se había convertido también en el mío, se ha despegado de mis sábanas, y ya la cama no resulta tan confortable, porque tú no estás en ella.
No soy capaz de vivir sin escuchar tu voz, hubiera preferido el sonido de las palabras que solías dedicarme, a la más bonita de todas las canciones. Y sin embargo, aunque siempre pensé que sería la única capaz de escucharlas, me doy cuenta de que no es así, y no puedo hacer nada para evitarlo.
Cada vez que ella roza tus mejillas o entrelaza sus dedos con los tuyos, es como sentir un golpe en el estómago. No quiero que te vayas, no quiero que te vayas con ella. Y aunque me gustaría correr hacia ti, apartarte de su lado y llevarte conmigo, sé que no puedo hacerlo, porque quizás nunca fuiste realmente mío.
Es curioso, ¿sabes? Probablemente si las cosas fueran diferentes, sería yo el motivo de tu felicidad, en lugar de ella. Quiero pensar que sería así, porque el solo hecho de saber que otra persona puede significar más que yo, me destroza por dentro.
Así que si no tengo oportunidad para romper la distancia y volver a verte, nunca se te olvide quién realmente va a quererte por mucho tiempo que pase. Que no se te olvide que esa persona siempre seré yo. Aunque no seas capaz de recordar cuánto llegaste a quererme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario