Nunca se despiden, solo se alejan como si eso fuera una verdadera despedida. Un ''adiós'' me hubiera bastado, en lugar de haber tenido que mirarte mientras te marchabas, sin poder hacer nada para evitarlo.
La mayoría de veces no es amor lo que se siente, es capricho. Ven a alguien y quieren tenerlo, sin importar qué; como un niño en una tienda de chucherías. Pero las personas no son como caramelos que puedes tirar nada más probarlos. No. Las personas corren el riesgo de enamorarse de quien se encapricha de ellas. Y es entonces cuando experimentan el dolor de sentir más que la persona que aman.
Normalmente nadie miente: exageran. Dicen querer a alguien más de lo que verdaderamente sienten, o incluso prometen quedarse con ellos para siempre; porque el ''amor'' es una droga que distorsiona la realidad. Para bien, o para mal.
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domingo, 30 de diciembre de 2012
viernes, 28 de diciembre de 2012
9.
Nunca antes había luchado tanto por una persona, y eso la
descolocaba, porque mientras una parte de ella la decía <<déjale, no le
importas>> la otra le imploraba que se quedara. Todo el mundo la aconsejaba que tenía que seguir adelante, continuar a su lado hasta que las cosas
mejoraran, pero ella sabía que nada iba a cambiar, y por mucho que quisiera
seguir queriéndole como hasta ahora, tenía miedo de dejar de sentir lo mismo.
Quería despertarse un día y que la dijera << te quiero>> como
antes, pero quería que eso fuera a la mañana siguiente, no dentro de tres
meses.
Le gustaría poder decirle << vas a perderme si sigues
esperando>> pero no podía, no tenía el derecho de hacerlo. Ella quería quedarse junto a él y decirle
todo lo que pensaba, pero era imposible por el momento, y eso la hacía
enfadarse con aquel chico. Sin embargo no se lo hacía ver, fingía que todo iba
a bien, que le daba igual la situación, y se guardaba su rencor y sus
sentimientos para ella misma, esperando al día que él estuviera listo para
escucharlos.
No estaba segura de poder esperarle ni de si a él le
importaría lo más mínimo que ella dejara de quererle. Pero no le importaba
porque tenía la esperanza de que cualquier día todo podría volver a ser como antes. Y si no, el chico acabaría dándose cuenta del gran error que había
cometido dejándola ir.
Historias aparte.
-Una relación amor-odio es lo peor que puede pasarte en la
puta vida, Fran – dijo Fede mientras se encendía un cigarro.
-Lo sé – contestó.
-Querrás cabrearte con ella, pero en el fondo la quieres. La
odias tanto porque te puede la impotencia de no tenerla aún sabiendo que ella
lo daría todo por ti – paró para ofrecerle una calada a Fran y prosiguió – y lo
único que quieres es herirla para luego correr y plantarla un beso que la deje
sin aliento. Pero eso no va a pasar, lo sabes ¿no? Te quedarás como un imbécil mirando
cómo llora por todas las barbaridades que dijiste y no habrá beso, ni
reconciliación.
-Me gustaría decirla que la quiero – se quedó mirando las
luces de los edificios y luego siguió hablando – pero ya es demasiado tarde, se
ha ido lejos.
-¿Y qué, tío? Existen los trenes, los teléfonos, ¡incluso
internet!
-Ya, pero nunca será lo mismo.
-Mira, Fran, cuando quieres a una persona todo eso no
importa.
-Sí, sí que importa. Importa porque por mucho que quiera esa
‘’reconciliación’’ que tú dices no podré tenerla. No podré estar con ella cuando
yo quiero y no podremos dar esos paseos juntos como solíamos hacer antes.
Fede no respondió y un silencio incómodo inundó el balcón en
el que estaban.
-¿Sabes qué? Haz lo que te dé la gana – gruñó – pero luego
no me vengas llorando cuando la hayas perdido, porque yo ya te he avisado.
Tiró el cigarro por el balcón y se dirigió otra vez al
salón. Justo cuando iba a pasar por la puerta, se paró en seco.
-El amor requiere sufrimientos, Fran y si Carla se ha ido
ha sido por tu culpa, porque nunca tuviste el valor suficiente para enfrentarte
a lo que sentías. Ve a por ella si quieres, ve a por ella ahora porque cuando
te des cuenta del error que estás cometiendo será demasiado tarde, y tu hueco
de la cama será ocupado por otro.
Fran se quedó callado mientras Fede se ponía el abrigo y se
iba. Sabía que tenía razón. Carla no tenía la obligación de marcharse a
Barcelona, lo hizo porque no soportaba ver cómo él la ignoraba, o incluso se
enfadaba con ella cada vez que le decía que le quería.
Se quedó mirando un rato el cielo de Madrid, luego cogió su
abrigo, y algo de equipaje, cerró la puerta con llave y se dirigió a la
estación de tren. Se había dado cuenta de que no quería perderla.
Historias aparte.
-¿Qué hago? - le pregunté. No sabía a quién más acudir.
-De momento mirar cómo pesco - respondió con un sonrisa en la cara.
-Pero...
-Primero tiras la caña, así - tiró el sedal al lago con tanta fuerza que me salpicó un poco.
-¿Y luego?
-Luego esperas a que alguno pique.
-¿Y si no pica ninguno?
-Picarán, no te preocupes.
No entendía muy bien qué tenía que ver todo esto con mi problema, pero no le repliqué. Todo lo que Dan hacía tenía una explicación.
Pasaba el tiempo y la caña no se movía. Iba a pedirle que me llevara a casa cuando de repente el sedal se hundió. Dan no se inmutó, dejó que la caña se moviera y que el pez tirara de ella, yo empezaba a ponerme nerviosa.
-¡Se te va a escapar! ¡Corre, tira! - grité, casi saltando de la emoción.
-No, hay que esperar al momento justo - me calmó.
-Pero, ¿cómo sabes cuándo es?
-No sé - me miró - tan solo...¡lo sabes!
Entonces tiró de la caña y un pez raro cayó sobre sus rodillas. No sabía su nombre, pero era bonito, tanto que daba pena saber que esta noche sería nuestra cena.
-¿Y si lo hubieras perdido? - pregunté mientras recogía sus cosas.
-Pues hubiera pescado otro - rió - el lago está lleno de ellos - me revolvió el pelo.
-Pero, ¿qué pasa cuando tú solo quieres un pez? ¿qué pasa cuándo lo único que quieres es ese pez, y no los demás?
-Pues que tienes que luchar por él - se agachó para mirarme directamente y añadió - y si lo pierdes es porque ese no era el pez que tú buscabas.
Entonces comprendí a qué venía toda aquella historia de la pesca. Los consejos de Dan siempre venían camuflados en pequeños detalles.
-Gracias - le di un beso en la mejilla.
-¿Resuelve eso tus dudas, Nora?
-Sí, bastante.
Fuimos al coche y me senté junto a él. Ahora sabía qué tenía que hacer: si quería recuperarle, rendirme era la última opción, es más, rendirme jamás sería una opción. Ya no.
Cartas a ninguna parte.
Hubiera preferido escuchar su voz antes que ver su sonrisa impresa en un papel. Las imágenes pueden llegar a decir mucho de una persona, pero lo que realmente las define son las palabras que se atreven a pronunciar; por eso yo siempre preferí un << hasta luego >> antes que una foto suya.
Cuando me dijeron que jamás volvería a verle, que nunca regresaría, lo que hizo que mi corazón se retorciera fue saber que no podría escuchar otra vez el tono de su voz al decirme que me quería.
Fue injusto que lo arrebataran de esa manera, aún teníamos muchas cosas que vivir juntos.
Cuando me dijeron que jamás volvería a verle, que nunca regresaría, lo que hizo que mi corazón se retorciera fue saber que no podría escuchar otra vez el tono de su voz al decirme que me quería.
Fue injusto que lo arrebataran de esa manera, aún teníamos muchas cosas que vivir juntos.
domingo, 23 de diciembre de 2012
8.
Justo cuando crees que todo ha terminado, las cosas
empeoran. Piensas que lo tienes superado, que nunca más recaerás en días
grises, sin embargo estás equivocada, ahora todo está oscuro y no se ve nada.
Antes no te importaba salir a la calle, de hecho te
encantaba porque era tu única vía de escape ¿qué te pasa ahora? Solo quieres
recluirme en mi habitación, lejos de las personas, por miedo a cosas que quizás
nunca lleguen a pasar, pero claro más vale prevenir que curar, ¿no?
Pues no. Quiero salir a la calle sin miedo al ‘’qué
pasara’’, sin sentirme encerrada cada vez que subo a un autobús o entro en el
metro. Quiero reírme de verdad y no solo por cumplir o por no llorar. Quiero
ser feliz otra vez.
Nadie sabe lo que se siente al ver cómo el futuro, que
tantas ganas tenías de que llegase, se cierra ante ti, porque tú misma te pones
límites, límites que no te dejan cumplir tus sueños, porque todo lo que soñaste
ahora es una pesadilla.
Yo creí que era fuerte y que llorar era de débiles, pero la
verdad es que mi cara está siempre mojada.
sábado, 22 de diciembre de 2012
7.
Nunca llegué a acostumbrarme a la realidad, era demasiado
patética comparada con lo que siempre soñaba. Pensar que los finales felices
existían fue una tontería, al menos para mí las cosas nunca terminaron de esa
manera.
A día de hoy sigo preguntándome por qué las mejores personas
son las que peor lo pasan en la vida, por qué gente que se dedica a destrozar sueños
ajenos tiene todo lo que desea y es completamente feliz, mientras que los demás
tenemos que aguantarnos con las burlas del destino. ¿Por qué yo no tengo la
misma suerte que ella?
Con cada hora que pasa me doy cuenta de que no puedo hacer
nada, y eso es lo que me mata por dentro. Ella lo tiene demasiado fácil, porque
todo lo que quiere se encuentra a dos pasos de su casa, y en cambio yo tengo
que pagar un billete de tren para poder tenerlo. Y ese es, quizás, el verdadero
problema: que nunca podré estar cuando él me necesite.
Entonces me doy cuenta de que no puedo luchar aunque quiera,
no puedo evitar perder lo único que me queda, porque directamente ya lo tengo
perdido. Es como tener las manos y las piernas atadas mientras dejo que alguien
me pegue una paliza: por mucho que quiera darlo todo y dejarme la vida en
ganar, no puedo.
Así que lo siento, pero no soy capaz de luchar por ti ni por
mí misma, ni tampoco soy capaz de dejarte ir, porque llegará el día en el que
tenga una oportunidad para hacer que todo cambie. Y, créeme, haré todo lo
posible para que sea cuanto antes.
Mientras tanto veré cómo te alejas y no haré nada para
pararte, porque sé que no quieres quedarte conmigo. De modo que si realmente
vas a ser completamente feliz cambiándome por otra persona, hazlo, me importan
más tus sentimientos que los míos. No me importa esperarte, nunca me importó. A
diferencia de ti.
viernes, 21 de diciembre de 2012
6.
Ahora que te has ido, te has llevado tras de ti lo poco que
me quedaba de esperanza. Ya casi no recuerdo cómo se sentía el tacto de tu piel
sobre la mía, ni lo que suponía verte nada más abrir los ojos cada mañana. Te
estoy olvidando, a pesar de que no quiero.
Tu olor, que sin darme cuenta se había convertido también en
el mío, se ha despegado de mis sábanas, y ya la cama no resulta tan
confortable, porque tú no estás en ella.
No soy capaz de vivir sin escuchar tu voz, hubiera preferido
el sonido de las palabras que solías dedicarme, a la más bonita de todas las
canciones. Y sin embargo, aunque siempre pensé que sería la única capaz de
escucharlas, me doy cuenta de que no es así, y no puedo hacer nada para
evitarlo.
Cada vez que ella roza tus mejillas o entrelaza sus dedos
con los tuyos, es como sentir un golpe en el estómago. No quiero que te vayas,
no quiero que te vayas con ella. Y aunque me gustaría correr hacia ti,
apartarte de su lado y llevarte conmigo, sé que no puedo hacerlo, porque quizás
nunca fuiste realmente mío.
Es curioso, ¿sabes? Probablemente si las cosas fueran
diferentes, sería yo el motivo de tu felicidad, en lugar de ella. Quiero pensar
que sería así, porque el solo hecho de saber que otra persona puede significar
más que yo, me destroza por dentro.
Así que si no tengo oportunidad para romper la distancia y
volver a verte, nunca se te olvide quién realmente va a quererte por mucho
tiempo que pase. Que no se te olvide que esa persona siempre seré yo. Aunque no
seas capaz de recordar cuánto llegaste a quererme.
jueves, 20 de diciembre de 2012
5.
Hay situaciones que se te escapan de las manos, y te quedas atrapado en
el pasado, porque tu presente no merece la pena y tu futuro está
demasiado lejos para alcanzarlo.
También hay veces en las que pierdes a alguien y no puedes recuperarle. Entonces te sientes más solo que nunca.
Intentas sustituir a quien se ha ido, pero no lo consigues y eso hace que te sientas más solo aún.
Pero hay ocasiones en las que no es así, es más bien que no eres capaz de ver que hay más personas a parte de esa que has perdido.
No importa. El caso es que ya no está y no va a volver. Por mucho que quieras.
También hay veces en las que pierdes a alguien y no puedes recuperarle. Entonces te sientes más solo que nunca.
Intentas sustituir a quien se ha ido, pero no lo consigues y eso hace que te sientas más solo aún.
Pero hay ocasiones en las que no es así, es más bien que no eres capaz de ver que hay más personas a parte de esa que has perdido.
No importa. El caso es que ya no está y no va a volver. Por mucho que quieras.
domingo, 16 de diciembre de 2012
4.
Exactamente, ¿qué es preocuparse por alguien? Muchas
personas lo demuestran intentado proteger a otras, pero todo tiene un límite.
¿Cuántas veces habremos visto películas dónde el
protagonista se alejaba de la chica para no hacerla daño? Desde luego, yo lo he
visto en muchas ocasiones.
Es ahí cuando me pregunto si el chico se habría planteado si
era eso realmente lo que la chica quería. Si quería o no alejarse de él, si
quería o no pasarlo mal a su lado antes que deprimirse sola, ¿realmente es eso
lo que quería?
Puede que en ese momento pensase que era lo mejor, dejar ir
a alguien para no herirla, pero yo creo que no se está dando cuenta de las
consecuencias.
Quizás ella lo esté pasando mal por él, quizás no sepa
llevar tenerle lejos, quizás, quizás… pero querer a alguien conlleva
sufrimientos, y ella seguramente estuviera dispuesta a pasarlos con tal de
estar a su lado.
Si de verdad quieres hacerla feliz, si de verdad te importa
algo, pregúntale qué quiere. Y entonces si ella te responde con un ‘’vete’’ es
ahí cuando tienes que marcharte, pero no antes de que ella te conteste. Porque
quizás lo único que quiera sea quedarse contigo, porque quizás no quiera a otra
persona, por mucho que tú creas que será feliz con otro.
Antes de tomar decisiones, no actúes por otra persona,
porque quizás no sea lo que ella realmente quiera, y es entonces cuando la has
cagado, porque una vez pierdes a alguien no hay vuelta atrás.
3.
Se dio la vuelta y no dijo nada más, tan solo se fue. Ella
no era capaz de olvidar esas últimas palabras que la marcarían para el resto de
su vida: ‘’Se acabó’’.
¿Cuándo se supone que algo acaba? ¿En qué momento sabes que
no hay alternativa, que no se puede continuar? Ella nunca tuvo esa sensación,
tan solo se dejó llevar por el momento, la felicidad y la ilusión; y, cómo no,
todo terminó en tristeza.
Los finales felices no existen, los finales nunca son
felices. Pero realmente nada acaba. En el momento en el que alguien sale de tu
vida, otra se prepara para entrar, o al menos eso dicen.
Ella hacía tiempo que dejó de creer en esas cosas. Cuando
alguien se va, se va y ya está. No tiene por qué entrar alguien nuevo, si eso
pasara no habría personas que mueren solas.
Eso era lo que más solía asustarla: no tener a nadie el día
que su corazón dejara de latir. Pero ahora, eso no le parecía tan malo. Cada
vez que alguien la dejaba, se sentía más sola que cuando no tenía a nadie. Es
un vacío demasiado grande el que deja una persona al marcharse, mucho más
grande que cuando estás solo de verdad, porque echas de menos momentos que ya
nunca más vas a vivir. Nunca más se van a repetir porque esa persona no estará
contigo para vivirlos. Y ella se dio cuenta en el momento que le vio marcharse,
recoger sus cosas y cerrar la puerta tras de sí.
Le habían hecho daño una vez más, pero estaba convencida de
que sería la última. Jamás volvería a querer a nadie, al menos intentaría no
hacerlo. Ahora ya sabía que todo terminaba, y prefería mil veces estar sola,
que ser feliz efímeramente para luego sumirse en una interminable soledad.
Las cosas se superan. Pero mientras, se pasa mal. Muy mal. Y
ese período de rehabilitación es lo que a ella le quitaba las ganas de ser
feliz con alguien. Ella jamás iba a hacerse daño a sí misma, a diferencia de
las personas que habían pasado por su vida. Había acumulado muchas cicatrices y
su piel estaba demasiado desgastada, ya no había sitio para más.
Así que ella también se giró, borró de su memoria esos
últimos meses de su vida, y se fue a su habitación, que ahora era solamente
suya, a leer, a ver una película o simplemente a imaginar. Porque había
descubierto que era más feliz en mundos que no existían, que en la propia
realidad.
sábado, 15 de diciembre de 2012
2.
Todo el mundo dice ser valiente, pero en realidad somos unos cobardes. ¿La oscuridad? ¿Las pelis
de terror? Cuando creces te das cuenta de que existen cosas que asustan más
que eso.
Conforme pasa el tiempo vas perdiendo a personas que
quieres, que tenían tu confianza o que decían quererte más que a su propia
vida; pero al final todos se van. Te dejan porque dejas de importarles. Te
tienen cariño hasta que tu presencia se convierte en costumbre. <<La
confianza da asco>> dicen, y vaya que si lo da…
Unos entran y otros se van, es ley de vida, pero ¿qué pasa
si ya no entra nadie más? ¿qué pasa si no quieres que ninguna otra persona
ocupe su lugar? Es fácil decir que por tu vida pasará alguien que se volverá a
ir para que otro entre, es fácil decirlo cuando no tienes dificultad para
conocer gente nueva. No se me da bien hacer amigos, y tampoco es que quiera
hacerlos. Me he dado cuenta de que todas las personas son iguales, a pesar de
que he intentado no caer en ese pensamiento.
Pero ¿qué le voy a hacer si al final todo el mundo me trata
de la misma manera? Una persona reacciona de forma positiva frente a encuentros
positivos, y últimamente los míos son todos negativos, así que ¿por qué no
estar sola? ¿Por qué no pasar de los demás? Es mejor así: no sales herido.
Así que seguiré por mi cuenta, no importa las veces que
alguien intente ganarse mi confianza, porque yo nunca más se la daré a nadie.
Creo yo soy la única persona incapaz de romperla.
miércoles, 12 de diciembre de 2012
1.
Que un amor no sea correspondido es común, incluso no es tan duro de llevar. Siempre tendrás la oportunidad de ganarte su cariño o incluso de que te quiera como tú a él o a ella. Pero, ¿qué se supone que hay que hacer cuando en lugar de enamorarse de ti lo que hace es dejar de quererte?
Te sientes bastante impotente ante esta situación. No puedes evitarlo, bueno, puedes intentar que no se desenamore, pero no es fácil.
Cuando empieza a alejarse de ti, cuando toda muestra de cariño por tu parte es respondida con un desprecio, es entonces cuando no hay nada que hacer. Está todo perdido. Y solo te queda mirar cómo poco a poco se va sin decir adiós, sin despedirse, con las únicas palabras de ''ya no siento lo mismo'' resonando en tu cabeza.
Enamorar a alguien es como escalar una montaña, siempre puedes caerte o tropezarte, pero te puedes volver a levantar, sin embargo cuando se trata de desenamorarse es más bien una caída libre: no puedes luchar contra la gravedad y sabes que lo único que te espera es un golpe contra el suelo.
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