He llegado a una estúpida edad en la que a veces pasa que hay quien idolatra el amor como si fuese una religión. Los he visto incluso decir ''Tengo mis dudas, necesito pensar. Estoy pasando por una crisis'' como si Cupido de verdad existiese y no terminaran de creer si sus flechas son de plástico o si es bizco y eso le impidiese apuntar bien.
Menuda idiotez, ¿no?
Sin embargo, hay otras personas (más imbéciles aún) que también idolatran el amor, pero de una manera más ciega. Los pobres ignorantes se creen que viven en una película de éstas que ponen los domingos y que no ve nadie porque dan ganas de vomitar de lo malas que son.
Piensan ''Oh, algún día vendrá mi media naranja y seremos felices, y tendremos hijos, y viviremos en un pisito adosado y jugaremos al cluedo todos juntos los sábados como en los anuncios de la tele''. Por favor.
Estos últimos son casi peores. Estos últimos viven por y para encontrar al individuo perfecto para crear descendencia. Y claro, para ello visualizan un concepto de ''perfecta mujer'' o ''perfecto hombre'' que cumple una serie de características. Dicen ''Tiene que escuchar mi misma música, ver mis mismas películas, haber leído mi libro favorito, comer y desayunar lo mismo que yo, respirar las mismas veces que respiran mis pulmones y bombear sangre a mi compás''.
Dios santo, así les pasa luego, que encuentran a alguien medianamente acorde a sus estereotipos y acaban perdiendo el culo. Se fijan simplemente en las características que cumplen y pasan por alto que son unos capullos o unas subnormales.
Así que, tenemos dos tipos de personas que, aunque son casi contrarias, dan igual importancia al hecho de enamorarse. Como si eso fuese algo prioritario, necesario. Como si hubiéramos nacido exclusivamente para eso, y no casarse fuera sinónimo de ser un fracaso. Por tanto no es de extrañar que hoy en día el amor no exista, si nadie tiene ni puta idea de qué es.
Yo tampoco sé qué es el amor, no tengo ni la menor idea y probablemente sea la persona menos adecuada para ponerme a definirlo. Pero la verdad es que tengo claro qué no es el amor.
El amor no es encontrarlo a la vuelta de la esquina, ni casarte con él, ni ser igual que él, ni depender de él, ni ser feliz por él. El amor no es algo prioritario, el amor es secundario, un complemento adicional sin el que se puede vivir perfectamente.
Y ese es el problema, que vivimos en una sociedad mediocre donde la gente ha sido educada para pensar que para triunfar hay que casarse y tener hijos, como si eso fuese el amor.
Nos hemos cargado el amor, lo hemos idealizado tanto que ya no tiene importancia y cualquiera que sienta nervios en el estómago se cree que ha encontrado a su Romeo o a su Julieta.
Nos hemos cargado tanto el amor, que hemos creado uno totalmente nuevo basado en el tópico de la necesidad y la perfección, al mismo tiempo que lo menospreciamos como si fuese algo fácil de encontrar.
Un nuevo amor de plástico del que yo me considero atea.
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