23:00
Ayer el cielo estaba gris, porque te fuiste. Y los pájaros ya no cantaban porque sin ti no sabían cómo seguir el ritmo, después de que el invierno que dejaste les dejase completamente mudos.
Mis manos ya no son mis manos, ahora están casi tan frías como el hueco de mi cama que ya no ocupa nadie, ni nadie ocupa tampoco el hueco de mis manos. Porque ahora que no puedo rozarte con mis propios dedos, ya no los siento.
Al igual que no siento los golpes del viento que te olvidaste llevar junto con las palabras que nunca me atreví a decir(te).
Y es que ahora preguntas por Enero, y todos sus sinónimos llevan a mi nombre y se alejan del verano.
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Ayer las flores volvieron a salir, porque te fuiste. Y los pájaros seguían cantando porque sin ti, nada había cambiado. Mis manos, seguían siendo mis manos. Capaces de seguir sintiendo cada ola del océano de sábanas que cubría lo fríos que siempre han estado mis dedos. Porque ahora que no puedo rozarte, no siento la necesidad de hacerlo.
Al igual que no siento que te hayas ido llevándote contigo el mismo viento que se llevaba la voz que nunca me atreví a dejar libre.
Y es que le pregunté a la primavera por ti, y me respondió que ninguna flor lleva a tu nombre.
Ni tú fuiste capaz nunca de llevarme un ramo de flores.
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