Tenía que hacer un esfuerzo, más por los demás que por ella, así que levantó la cabeza y se enfrentó a sus miedos.
Avanzó hasta que llegó a una puerta. Un hormigueo recorrió sus piernas, y sintió que se le encogía el estómago. Pero no le importó. Giró el pomo y entró.
Le bastó dar un solo paso para caer al vacío.
<<Quiero irme a casa, quiero irme a casa>> era todo lo que podía decir mientras caía. Se había convertido en una niña pequeña que solo sabía llorar frente a sus temores.
Siguió cayendo y nadie la frenó, nadie le agarró o la impidió precipitarse al vacío. Solo... cayó.
Y para cuando quiso tocar fondo ya estaba demasiado deshecha como para darse cuenta de que sus miedos eran más grandes que ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario