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miércoles, 13 de marzo de 2013

Corrí a buscarte.

Creo que fue demasiado tarde cuando me di cuenta de las cosas. Pero aún sabiéndolo salí corriendo por la puerta para buscarle.
Llovía y no me importaba ir sin paraguas, solo quería encontrarle.
Corrí mientras la lluvia me mojaba la cara y los charcos bañaban mis zapatillas. Esquivé manadas de gente y choqué con otras muchas personas que creían ser él.
Vi su cara en fotos que no eran suyas, y su voz en llamadas de teléfono que por error descolgué.
Y aún así, nunca dejé de correr bajo la lluvia.
Hasta que le encontré y me paré en seco, y las gotas seguían empapándome las mejillas.
Grité su nombre, pero no me escuchaba, estaba demasiado ocupado recorriendo los labios de otra.
Me quedé parada, mirando como una estúpida.
Y mi abrigo seguía mojado, y mis manos seguían temblando mientras sus manos memorizaban su espalda.
Era tarde, muy tarde. Dolía saber que fui a buscarle sin él haberse molestado en volver a recuperarme.
Creo que fue demasiado tarde cuando me di cuenta de las cosas. Pero aún sabiéndolo me giré para que nadie viera que mis mejillas no estaban húmedas solo por la lluvia.

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