Me fui, me dejaste ir, te fuiste.
Y el dolor seguía estando ahí aunque tú ya no estabas, aunque esta vez me dolía el hueco que dejaste.
Y dolía, y dolía, y dolía.
Así que decidí apartarte de mi completamente, afrontarme al problema en lugar de huir, pero cuando llegué lo que vi no fue un chico demolido por la pérdida de alguien. No.
Te vi a ti siendo feliz con alguien que no era yo.
Y es curioso, ¿sabes? Que aún siga derrumbándome como una niña pequeña mientras tú juegas a que el tiempo borra la poca huella que dejé en ti.
Me sequé las mejillas ahora húmedas, más por rabia que por pena, y te borré de lo que venía siendo el desastre de mi vida. O al menos eso quise pensar.
Pero, la verdad es que aún siento un vacío en ese espacio que has dejado. Y me hace daño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario