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viernes, 8 de noviembre de 2013

Historia de un triángulo y sus vértices.

Quizás él ahora tome café porque a ella siempre le apasionaron los sabores fuertes, como cuando mezclas cualquier cosa con un exceso de canela.
Puede, también, que a él ahora le guste el deporte porque ella es una de esas chicas que finge ser aficionada al fútbol para ser diferente, y pobrecito él, que no sabe diferenciar la verdad de cuando le mienten.
Y yo, que nunca fui de las que saben adaptarse, quizás no encaje contigo.
Quizás no sé evadirme del mundo como tú lo haces, o como lo hace ella, porque mi burbuja ya está rota y no hay manera de recomponerla.
Puede, también, que no sepa decir lo que llevo dentro, y que si lo hago es escribiendo historias que tú nunca vas a leer.
Y es que tienes razón, yo no tomo café por las mañanas ni vivo en una realidad distinta.
Pero puede, quizás, que tampoco sea como tú me ves,
porque la verdad es que ella no te deja verme.
Quizás él ahora mira el mundo con unos ojos tristes, y ella mira el mundo, sin más.
Y mientras yo te miro a ti (como una idiota, sí), siempre guardiana de tus lágrimas.

3 comentarios:

  1. Vero, yo también teñiría el océano, tan solo por verte sonreír :)

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  2. Vale, escribí en la entrada que no era...
    Pero te aseguro que es verdad, lo pintaría! Con una pintura no contaminante, claro está ;)

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