Seguidores

sábado, 30 de noviembre de 2013

De cómo la inocencia descifró al filofóbico.

-Lo difícil es encontrar a alguien que sea bueno de verdad - dice mientras balancea sus piernas sobre el vacío -. Ahora todo el mundo es cruel, todos se hacen daño unos a otros con la excusa de que es en defensa propia. Se esconden tras la ley del más fuerte y no se dan cuenta de que así lo único que consiguen es crear un círculo vicioso de capullos y facilonas con complejo de misántropas - sus piernas empiezan a balancearse a destiempo.
Y la verdad es que es triste, ya no queda nadie que tenga miedo de hacer llorar a otras personas, ya nadie piensa ''no quiero hacerte lo mismo que me hicieron a mí''. Qué va, ahora si entraras en la mente de cualquier extraño estoy segura de que podrías leer en letras de neón ''no creo en el amor y por eso me refugio entre tus piernas. Y entre las tuyas. Y entre las tuyas. Y entre las tuyas...'' - sus piernas se detienen.
Es por eso que creo que eres diferente, ¿sabes? - mira el vacío y las luces de coches que vienen y van - porque tú tienes escrito en tu mente y en letras de neón ''no creo en el amor'' sólo eso. Y también te refugias entre los recovecos de alguien, claro que lo haces - sonríe suspirando - pero no haces daño a nadie, y eso es lo que me gusta.
Tú dices que quieres estar solo pero eso no es así, y yo digo que quiero estar sola pero eso no es así tampoco. Así que si quieres podemos estar solos juntos.
Entonces deja de mirar la carretera y gira levemente la cabeza para mirarme a mí.
Espera una respuesta pero yo no tengo ninguna. ¿Qué voy a decir, si nadie antes había sabido descifrarme de aquella manera?
Yo le agarro de la mano y nos quedamos así toda la noche. O no, a lo mejor sólo fueron unos minutos, pero de serlo hubieran sido las horas mejor empleadas de toda mi vida. Aunque lo único que estuviéramos haciendo fuese ver un mar de coches, y pasar frío como dos tontos en pleno Diciembre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario