Es difícil dejar ir a alguien. Nos cuesta hacerlo porque solo recordamos los buenos momentos que pasamos con esa persona, los malos los guardamos muy adentro, hasta el punto de casi olvidarlos. Al menos por un tiempo.
Al principio crees que no serás capaz de pasar página, que siempre estará ahí su recuerdo, atormentándote, pero un día simplemente te das cuenta de que no se puede conservar a alguien para siempre. Entonces, dejas de arrastrarte para no perderle, y todo se rompe.
Teníais tantos planes... tanta felicidad acumulada... y ahora todo eso es humo, el único humo que queda del fuego que creasteis entre los dos.
Pero no pasa nada, jamás vas a olvidarle, dejará de dolerte, sí, pero no se puede olvidar lo que un día te hizo feliz. Así que no mires atrás cuando decidas irte, porque probablemente él vaya tres pasos por delante de ti, y tú nunca podrás volver a alcanzarle.
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