Seguidores

martes, 5 de febrero de 2013

(inacabada)

Entonces se miró al espejo. Esa mirada que estaba reflejada era la misma que otros ojos habían buscado antes. Esa sonrisa, ahora ya apagada, en otro tiempo hizo que muchos corazones dejaran de latir para, un instante después, bombear con más fuerza la sangre que corría por sus venas.
Su pelo, sus mejillas e incluso sus lágrimas seguían siendo las mismas, sin importar el tiempo que pasase. Pero, si nada había cambiado, ¿por qué se sentía tan vacía?
Había logrado vivir durante años sin depender de ninguna otra persona que no fuera ella misma. No era de nadie, ni nadie era de ella. Sin ataduras, sin dolor.
O eso creía.
Había roto corazones, pero el suyo tampoco quedó intacto. Aunque claro, se acabó acostumbrando.
Las primeras veces siempre duelen, sea cual sea, bien por miedo al fracaso o bien por no estar habituados a ello. Y para Nora, su primer desamor no fue muy diferente al de los demás. También sintió cómo le arrancaban de golpe un pedazo de su alma y también pensó que nunca lo superaría.
Sin embargo, en eso no se equivocaba. Habían pasado 9 años desde aquello y no había sido capaz de olvidarle.
Quizás esa sea la razón de su vacío: que había tratado de suplantar su presencia con los abrazos de otros hombres, y no había podido.

3 comentarios:

  1. Cuando realmente quieres a una persona, cuando de verdad te importa, por mucho que pasa el tiempo, por mucho daño que te haya echo, siempre seguirás queriendo a esas personas, y siempre intentarás que todo sea como antes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si tuviera que reescribir esta entrada ahora, un año después, no diría que el primer amor no se supera. Diría lo contrario.

      Eliminar