Seguidores

martes, 22 de abril de 2014

Evolución rebobinada.

Hoy no he venido aquí a escribir cosas metáforicas, o a hablar de mis "musos" (qué mal suena, Dios) o de las cosas que se me ocurren mientras me ducho o me aburro estudiando. He venido aquí a quejarme. A quejarme porque hasta ahora me he limitado a vivir pensando que me había tocado nacer en una sociedad desarrollada, libre de violencia o de guerra. Y 16 años después me encuentro con que no es así, con que la sociedad es una putísima mierda a juego con la desastrosa humanidad que la compone.
Desastrosa humanidad que no respeta el planeta, ni mucho menos a sí misma. Desastrosa humanidad cegada por la certeza de que el mañana será una replica del utópico hoy que creen vivir, cuando en realidad estamos más jodidos de lo que creemos. Ya no sólo porque a saber en cuestión de cuántos años los polos terminarán de derretirse o las abejas de morir, sino porque nos tomamos a risa cualquier advertencia o nos desentendemos de conflictos que no ocurren en nuestro país. Porque como no nos ocurre a nosotros, entonces no importa.
Miremos ahora más cerca, miremos Madrid, por ejemplo, que es la ciudad donde me ha tocado vivir por suerte o por desgracia. Niñas que desaparecen, chicas de mi edad que deberían estar en su habitación viciándose a series o escuchando su grupo favorito. ¿Y por qué ellas? Porque aún existe en esta sociedad la concepción de la mujer como algo débil, como algo que puede usarse cual objeto o muñeca hinchable. Aún hay gente que se queja cuando una mujer viste muy "destapada" o "provocativa", como si eso fuese una especie de pecado o cartel de neón que diga "Viólame". Pero óigame, ¿a usted qué coño le importa el largo de mi vestido?
Y es que aún siguen habiendo hombres que no tienen respeto por las mujeres, y mujeres que no se tienen respeto a sí mismas. Y seguirá siendo así mientras sea yo la que tenga que llegar más pronto a casa que mi hermano porque él no corre el mismo riesgo que yo en plena noche por mi barrio.
Me he ido por  los cerros de Úbeda, ya lo sé. Me he liado a hablar del Calentamiento Global y he acabado sacando mi lado más feminista. Pero el resumen viene a ser el mismo, que soy una chica de 16 años asqueada con una humanidad entera que, a día de hoy, continúa creyendo que hemos dejado de ser animales, cuando a medida que pasan las horas sigue demostrando lo contrario. Cuando un mundo sin guerras, ni violaciones, ni secuestros se sigue considerando utópico a pesar de que debería ser la realidad.
Esto, señoras y señores, es el siglo XXI.

No hay comentarios:

Publicar un comentario