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sábado, 19 de abril de 2014

Continentes que contienen lo que yo no tengo.

Recuerdo aquella vez que fui a Francia y me di cuenta de que no me gustaba. Me agobiaba que estuviera tan llena, que fuese tan bonita que estuviese casi obligada a enamorarme de sus edificios. No me gustaba París, mucho menos Francia. Y quizá entonces debí saber que era algo extraño, que casi todo el mundo sueña con esa ciudad, pero yo no. Puede que eso fuese una metáfora de lo poco que me gustan las ciudades estipuladas para escapar, las ciudades grandes de las que cualquier persona (o al menos la mayoría) tiene un póster en su habitación que mira cada vez que busca algo que le quite las ganas de pegarse un tiro.
Pongamos Madrid, Barcelona. Pongamos Londres o Roma. Pongamos cualquier ciudad grande para así poder decir que lo que todas tienen en común es que ninguna de ellas me hace sentir libre, que veo barrotes en todos sus edificios, que veo sólo rostros donde debería haber personas. Pongamos Madrid, pongamos mi casa, pongamos mi calle, pongamos mi ventana. Todas ellas barrotes, todas ellas nada.
Y es que cada vez que veo un pájaro esconderse entre las nubes, me pregunto si ellos también se sentirán libres o si el mundo entero es una jaula porque es tan amplio que es imposible recorrerlo de un continente a otro, o huir de él.
¿Saben los pájaros volar o es como quien camina de una acera a otra sin destino aparente?
Yo recuerdo aquella vez que fui a Francia, y aquella vez que fui a Barcelona, y a Torrevieja y a Asturias, y a Extremadura, y ninguna de esas veces me sentí menos encerrada que cuando estaba contigo. Y ninguna de esas veces me sentí menos libre que cuando te tenia lejos y sólo me quedaba soñar con ser un pájaro y poder decir que al menos mi jaula era real, y que al menos mi jaula no llevaba tu nombre.
Porque nadie es plenamente libre, porque ni los pájaros tienen un lugar al que llamar hogar. Permanente, que no se esfume. Porque ni los pájaros pueden volar eternamente y ni los pájaros tienen a alguien que les arrope mejor de lo que tú me arropas a mí.
Porque la única manera que existe de escapar es estando contigo y la única manera que tengo de estar contigo es escapar.

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