Aquel día... ¿te acuerdas? fue hace mucho, lo sé. Hacía frío, aún me acuerdo de eso. Era noviembre (¡normal que la escarcha empañara los cristales!), pero estar junto a ti me hacía olvidar que estábamos a unos cuantos grados bajo cero.
Sábado. Era sábado. No recuerdo qué día, pero ¿qué importan las fechas si sólo son números? lo importante es lo que ocurrió, el hecho que desencadenó todo este desastre.
Tú te habías enfadado, arrugaste la nariz y frunciste el ceño, dijiste cosas que nunca logré saber si te arrepentiste de haber pronunciado por esa boquita tan bonita que la genética te dio.
Yo tampoco me quedé corta, todo hay que decirlo. Pero justo en aquel momento, cuando tus mejillas enrojecían por la rabia y mis ojos comenzaron a humedecerse, pude haber tomado dos caminos diferentes.
Pude haberme dado media vuelta, desconocerte, y no hablarte nunca más. Estaba a tiempo, no me dolería tanto, no por aquel entonces. Podría, simplemente, haber puesto fin a algo que aún no había comenzado.
Mis huellas se quedarían marcadas en la nieve (pero no en la de tu piel), dejándote cada vez más atrás, hasta estar tan lejos que, al no poder verte, acabaría olvidándome de ti como se olvida un rostro cualquiera de una persona aleatoria que se cruza contigo por la calle.
Habrían pasado los meses y tú no serías más que aquel chico que conocí por casualidad en el momento más inoportuno y de la manera más complicada posible. Aquel chico.
Pero no lo hice, me quedé contigo, ¿no? Tomé la iniciativa de agarrar tu mano y no soltarla nunca.
Mala decisión, porque al final resultarías ser tú el que eligiese la opción de darse la vuelta y borrar todo rastro de mi piel sobre la tuya.
Y a pesar de todo te digo, aunque suene muy a masoquismo, que volvería a equivocarme una y otra vez con tal de estar a tu lado.
De todas formas... no niego que a veces he imaginado mi vida si hubiese elegido el camino que no conducía a ti. Pero no merecía la pena, era demasiado aburrido, demasiado vacío.
Así que te diré una cosa, una última cosa: y es que la decisión correcta fue equivocarme contigo.
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