Seguidores

lunes, 27 de julio de 2015

Volver.

No recuerdo el lugar. ¿El día exacto? Tampoco. Puede que fuese ayer, o el día anterior. No estoy segura.
Me dijo "Madrid te viene grande" y no le faltaba razón. Me viene enorme. Me viene cinco tallas más grande. Me sobran calles y gente, y me falta coraje. Me faltas tú.
Aquella frase me marcó. Se me ha quedado grabada en la mente con su voz pronunciándola. Una ráfaga de visuales de aquella ciudad me invade cada vez que lo recuerdo.
Ojalá estuviese allí, pienso. Ojalá estuviese allí.
Más de doce horas hace que volví y ya lo echo de menos. Salir de Madrid me ha hecho ver muchas cosas. Me ha hecho ver que odio esta capital a más no poder. La detesto. Me provoca aversión. Estoy de nuevo aquí, y me da miedo.
Madrid me viene grande, y me da miedo. Porque tú no estás. Porque me hace sentir vacía. Porque es terrorífico estar rodeado de gente en exceso.
Nunca me ha gustado vivir en esta jungla. Es extraño, ¿no? La gran capital no me gusta. Por muchas comodidades que tenga.
Siempre he intentado encontrarle el lado bueno (que lo hay), pero nunca ha terminado de convencerme. Ha sido más bien como forzar un sentimiento. Es el lugar que me ha visto crecer, pero no tiene espacio suficiente para mis raíces.
Sin embargo ahora que he salido, he conocido mi sitio. Al menos, he conocido lo que es no tener miedo de una ciudad. Quizá porque es la tuya, quizá porque en ella rompen las olas, o simplemente porque estás tú. No importa el por qué, me he enamorado ingenuamente de sus calles.
Madrid me viene grande, sí. Me viene enorme. Me aterra. Casi tanto como tenerte lejos.
Casi tanto como saber que tengo que enfrentarme a ella sola de nuevo, sin ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario