Quiero que vuelvas a abrazarme de nuevo, a mirarme desde tu lado de la cama y a apretarme contra tu mejilla. Quiero que vuelvas tú, tus inmensas pestañas y tus geométricos lunares. Quiero que vuelvas a contemplarme como si fuese de mármol e infinitamente tuya. Quiero que vuelva tu olor. Tu pelo. Tu cuerpo encajado con el mío.
Quiero que vuelvas a besarme cuando lloro. Que vuelvas para dejar de sentirme sola, incompleta, como si me hubiesen arrancado un pedacito de mí.
Quiero que vuelvas.
Vuelve.
Vuelve.
Y no te marches, otra vez, sin llevarme contigo.
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