La gente suele decir aquello de ''No se lo cuentes a nadie o no se cumplirá'' cada vez que apagamos las velas, que vemos una estrella fugaz o que soplamos uno de esos molinillos blancos que tantos deseos encierran.
Deseos. A eso se resume todo: a desear y cerrar los ojos para hacerlos realidad, porque es la única manera plausible de cumplirlos a corto plazo.
Pero con ''deseo'' no me refiero a un mediocre ''Quiero que me toque la lotería''. Con ''deseo'' me refiero a ese tipo de ilusiones que se te enquistan tan profundo en el pecho que no puedes deshacerte de ellas. Te inundan hasta el último rincón de tu cuerpo e incluso duele el paso de los días si no puedes materializarlos.
Un deseo no es soplar las velas, ni hablarle a una estrella fugaz como si de verdad hubiera magia en ellas. Un deseo es aquello que encierra un motivo para vivir plenamente, y lo más parecido a un ''Y vivieron felices''.
Un deseo es el pedacito de felicidad que el universo entero no te deja tener.
No importa cuánto lo necesites o cuánto lo quieras, el mundo está en tu contra y va a hacer todo lo posible por derrumbar tus intentos de hacerlo realidad.
La vida tiene una catastrófica manía de frustrar sueños ajenos, de desgarrarte por dentro y hacer que se evapore todo atisbo de fuerza de voluntad.
Cuanto más fuerte sea tu deseo, más fuertes serán los inconvenientes y más complicado te lo pondrán todos para que no consigas tenerlo ante tus propios ojos.
Y te destrozarán.
Te harán sentirte impotente, te harán odiar a la humanidad entera porque la humanidad entera parece tener todos sus sueños cumplidos menos tú. Te harán lloran. Te harán tener rabia y querer romper todos los cristales y gritarle a todos los coches. Te harán querer quedarte mirando cómo se mueven las hojas de los árboles, impasible, porque ya nada más te importa.
Te harán querer dejar que ese deseo se aferre tanto a ti que acabes por acostumbrarte a convivir con él.
Pero nunca dejes que lo consigan, porque entonces ya no será un deseo. Entonces será un sueño frustrado. Y cuando un sueño se frustra no hay manera posible de lograr la verdadera felicidad, la felicidad que una vez sentiste creyendo que era posible querer estar despierto.
Cuando un sueño se frustra sólo te queda hacer que se cumpla o maquillar el dolor para siempre con un ''No pudo ser'' que ni tú mismo te llegas a creer.
Por eso cuánto más difícil me lo pone el universo entero, más ganas encierro de hacer que mi deseo se materialice y poder decir que aunque el mundo esté en nuestra contra le hemos mandado a la mierda.
Y ese es precisamente mi deseo.
Tú.
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