Seguidores

viernes, 27 de junio de 2014

La artesana de planetas.

Me dijeron hace tiempo ''Eres una crédula, sal del nido de una vez'' y nunca les hice caso. Me daba miedo no ser inofensiva y acabar destrozando al resto. No quería ser un mal recuerdo, jamás quise serlo. Así que fui de un lado a otro sin hacer daño a nadie, porque creía que era la única manera de hacer lo correcto.
Y sí, era lo correcto.
Pero no para mí.
Pasar por el mundo sin causar destrozos, protegiendo a todos en paños de algodón, recomponiendo pedacitos de puzzles que no eran míos, sólo ha servido para acabar devastada por lo que yo sola protegía de sus miedos.
Porque de tanto proclamar el pacifismo me olvidé de ponerme a cubierto de todas aquellas personas que se mueven por el daño. Del mundo entero que acabó demostrándome que ser inofensivo es el primer paso para volverse completamente destructivo (no necesariamente con otros).
De ti, que enredaste mis esquemas hasta convertirlos en el nudo que se forma en mi estómago cada vez que veo una fotografía tuya.
De él, que simplemente era él y no supe verlo. De él.
Así que ahora, que ya es demasiado tarde y no tengo donde resguardarme de mis monstruos, es cuando de verdad me doy cuenta de lo admirable que es no dejarse corromper por una realidad llena de gente vacía y de corazones tan rotos que rompen al resto. Y de lo mucho que me está costando mantenerme cuerda después tanto reparar planetas ajenos, para ver cómo ellos mismos acaban por estropearme a mí.
Me dijeron hace tiempo ''Eres una crédula, sal del nido de una vez'', pero no se dieron cuenta de que lo complicado es quedarse dentro, sin dejar que nadie nos empuje a un mundo de desilusiones con la simple fuerza de una promesa a medias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario