Las agujas se movían a una velocidad atronadora. Parecía que el tiempo se hubiese congelado justo en el momento más inadecuado. Cuanto más quería que se acelerase, se ralentizaba. Al otro lado de la ventana hacía frío y un viento horrible y feo. Nunca es bonito el viento si no despeina tu pelo.
Daba pasos de aquí para allá. Mordisqueaba su pulgar mirando al suelo, controlando, impasible, no desgastarlo con su caminar inquieto. ¿Jamás sonaría el teléfono? Esperaba que, más por milagro que por voluntad ajena, no fuese suyo el impulso primero. Siempre por delante del resto, carecía de la paciencia suficiente. Era su desquicie.
El único sonido, el aire silbante y ausente en sus pulmones. <<No camines más, no llamará nadie>>. Sus pasos no son suficientes para hacer tangible lo divino. Se sentó en el borde de la cama y observó su reflejo. El pelo moreno, largo y ondulado. Ojeras inherentes al filo de sus ojos marrones. Redondos y tristes, siempre en otro mundo: el suyo. ¿Acaso se miraba a sí, o hacía ya tiempo que se había perdido? En efecto y extraviada. Sabía muy bien dónde.
Aún te buscaba por las calles más bonitas, consciente de que allí no estabas. Esa era la única certeza: que no estabas. Con tu pelo despeinado, hacías de la nada un caos. Capaz de aparecerte en el perfume ajeno, suplantando lo que no era tuyo pero casi. Constante en cada día, noche y tarde. En cada rinconcito perdido de un barrio humilde. En aquel que se te parecía, en ese sitio donde logró verte, en ese metro que nunca has cogido pero quién sabe.
Ella, desde luego, no sabe. Por eso camina y se pone nerviosa. Y se enamora de una imagen que no te corresponde ni te hace justicia alguna. Ella no sabe nada de ti, pero te busca y no cesa. No puede evitarlo. Aunque se pase la vida negándolo.
No es consciente de lo que siente. Mucho menos de las dimensiones de su búsqueda continua. Persigue un espejismo que ella solita ha creado. A ti, que siempre vas dos pasos por delante, y ella lo único que quiere es ir contigo de la mano.
Para y mira.
Te está esperando.
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